Ella.

Ella solo sabía que no estaba haciendo las cosas bien, y no estaba haciendo las cosas bien porque no estaba haciendo nada.

Sus inseguridades, sus miedos, sus valores y principios no le permitían hacer lo que sus deseos pedían.

Empezó a apagarse, se convirtió en una persona gris, de quien todos huían.

Ya no era esa persona soñadora que era feliz con solo imaginar su posible futuro. Era una persona que estaba viviendo su sueño y que había perdido la razón por la que un día había decidido hacerlo. Había perdido su motivación y su luz junto con ella.

Trato de encontrar refugio en las personas que te contagian pasión y sueños extraordinarios, pero no funciono.

Se apagaba cada vez más, se sentía perdida y abandonada, incomprendida por quienes debían comprenderle y quererle.

Pensaba: " Si ellos no me apoyan y tratan de entenderme, el mundo entero me dará la espalda.

Lo que había sido un día, se había agotado.

Sentía que debía alejarse de donde estaba, aunque ya se sintiera sola.

Necesita más soledad, esa donde nadie te juzga y te critica por ser así, por hacerte sentir una respiración innecesaria en el planeta.

Si, había cometido muchos errores, pero la juzgaban como si hubiera asesinado a alguien.

Nadie se acerco a preguntarle el porque de su cambio, solo juzgaban.

Y ahí se dio cuenta, que si tu no te preocupas por ti y no eres lo que las personas necesitan que seas, te darán la espalda, a nadie le interesa ayudar a alguien a ser luz de nuevo. Se buscan otra, una que pareciera que nunca se va a apagar.